lunes, 18 de noviembre de 2013

Sé que ya no sé.

Sé de tormentas de agua sedienta.
Sé de ríos secos que no llegan a sus destinos.
Sé de canciones que no se han oído.
Sé de adioses, de saludos. 
De suspiros que llegaron del norte y al tocar los delicados pies de la montañas dejaron de ser.
Sé de noches cuyo insomnio cayó dormido seducido por la luna.
De hielos secos, de sequedades húmedas. De cielos nublados, despejados e indecisos. 
Sé, de los niños, las causas de su reír las penas de su llorar. De los viejos las arrugas y sus canas como nubes en el cielo anciano. 
Sé de poemas, de relatos, de tinta y papel en blanco.

Pero una cosa no sé: Aquella tormenta que creaste sin agua. Ese río que causaste bajara por mis mejillas. Esa canción que no me escribiste. Ese suspiro que no confesaste. Ese insomnio que no arrullaste. Ese hielo en que te volviste, esa nube de tinieblas. Los niños que raptaste en mí, sin saber llorar sin saber reír. Las arrugas del conocimiento que hiciste vano en mí. Los poemas, los relatos, la tinta escurriendo sobre el papel. 
Me dejas esto que no conocía,  ¿Y qué llevas para ti? 

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