domingo, 9 de noviembre de 2014

Abén

Canto bélico de sol naciente. 
Confindimos su duelo con alegría. 
Te ahuyentó de los vivos y presentó a los muertos. 
Te sentaste a mi lado y desayunamos la despedida sin saberlo. 
Se sentó a mi lado tu ausencia que a la noche esperaba. 
Las palabras dijeron un adiós que el corazón no presentía. 
Te han llevado, arrugas fieles y cabellos blancos. 
Te han llevado, voz ronca, manos vacías. Que la soledad te rodeaba en la viudez de tu mirada. Que el trabajo de tu fuerza se encogió de madrugada. 
Te han anochecido, sol anciano. 

Y tus cantos alcanzaron ya al alba.

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